News Divine: los 18 días que conmovieron a Ebrard.

“Nunca más”: Álvarez Icaza.

Marcelo Ebrard vivió los 18 días más difíciles de su carrera política. Estos terminaron después de conocer el informe del ombudsman capitalino, Emilio Álvarez Icaza, sobre las violaciones a los derechos humanos de niños, niñas, adolescentes, hombres y mujeres adultas en la tragedia del News Divine.

La dolorosa decisión, para él, de separar de sus cargos a Joel Ortega, secretario de Seguridad Pública en el DF, y Rodolfo Félix Cárdenas, procurador capitalino, fue inevitable. Era el precio menor a pagar por los gravísimos errores y abusos cometidos durante el operativo en la discoteca de la delegación Gustavo A. Madero.

La guillotina a Ortega y Félix puso fin a la crisis que sacudió al GDF durante casi tres semanas y detuvo la estrepitosa caída en la popularidad del jefe de Gobierno, 7 puntos según las encuestas, algo dramático para quien aspira a ser candidato presidencial en el 2012.

El haber escuchado el clamor ciudadano que exigía las cabezas de estos dos funcionarios del gabinete de seguridad y justicia del GDF le ayudó también a lograr un reconocimiento casi unánime entre los líderes de opinión: cumplió.

La semana inició con un sesgado y poco autocrítico informe del ahora ex procurador Félix Cárdenas, quien, desde el día de la tragedia, volvió a responsabilizar a Guillermo Zayas, ex coordinador de Unipol en la Gustavo A Madero, y jefe del operativo en el News Divine, de haber provocado la tragedia.

“No dijo nada nuevo”, se leía en la prensa la mañana del martes.

“NI MI MAMÁ ME VE DESNUDA…”

Apenas 24 horas después, Álvarez Icaza puso las cosas en su lugar. El ombudsman repartió equitativamente las culpas en el informe especial sobre las violaciones a derechos humanos en el operativo a la discoteca News Divine y que terminó con un emotivo ¡nunca más!

A la delegación Gustavo A. Madero la responsabilizó de haber permitido que el Divine funcionara sin las condiciones de protección civil necesarias. A la SSPDF la acusó de ofrecer deliberadamente información incompleta y de ocultar deliberadamente datos relevantes para la “investigación de la investigación” que realizó la CDHDF.

A la PGJDF de haberle negado el acceso a la indagatoria; de parcialidad y falta de exhaustividad en la investigación; y de múltiples violaciones y vejaciones tanto a los jóvenes detenidos, como a sus familiares.

Particular énfasis puso Álvarez Icaza en lo sucedido en la coordinación territorial GAM-8. “Un médico varón realizó la certificación de lesiones y edad clínica de 10 víctimas, todas ellas mujeres. De estas, sólo dos eran mayores de edad. En ninguno de los casos se contó con la autorización de los padres, madres o tutores”.

Una víctima señaló al respecto: “Me causo mucha molestia no entiendo por qué nos desvistieron y más estando un hombre presente. Me siento agraviada en mi intimidad. Ni mi mamá me ve desnuda. Por qué me tenían que ver otras personas, yo les dije que no tenía ningún golpe”.

A Emilio Álvarez Icaza, hombre sensible al dolor ajeno, se le quebró la voz casi al final de la lectura de su informe. Fue cuando volteo hacía la zona donde se encontraban las familiares de las víctimas para recordar lo que uno de ellos dijo:

“Perder a un hijo es innombrable. No lo puede uno asimilar. Más ahora que estamos solos. No hay palabras para describir el dolor que siento. La mala intervención de la autoridad no solo acabó con la vida de mi hijo, sino también con la nuestra. Se queda un hueco que jamás vamos a poder llenar. No hay como pagarlo, pero sí como evitarlo”.

Este semanario se acercó al ombudsman para preguntarle que lo había conmovido. “Fue la combinación de una profunda indignación y un profundo dolor”, explicó. Y recordó la reflexión que algún funcionario le hizo sobre lo que es perder a un hijo: “no hay palabras para describirlo en español. Cuando se pierde a un padre o a una madre se es huérfano”, cuando se pierde a un conyugue se es viudo o viuda, pero cuando se pierde a un hijo no hay nada que lo describa.”

Los familiares de las víctimas fueron invitados a la presentación del informe del ombudsman. La ropa modesta no dejaba lugar a dudas de su posición social. En la miraba reflejaban el dolor que la tragedia les provocaba. Ocupaban las primeras filas en el auditorio al aire libre del la CDHDF. Frente a ellos, un mural con los nombres y edades de las 12 víctimas de la mortal trampa en que se convirtió el tapón que la policía capitalina formó en la salida principal de la discoteca de la muerte:

Erika Jannete Rocha, 13 años; Alejandro Piedras Esquivias, 14 años; Daniel Alan Ascorve, 15 años; Isis Gabriela Tapia, 16 años; Rafael Morales Bravo, 18 años; Mario Quiroz Muñoz, 22 años; Mario Alberto Ramos, 22 años; Leonardo Amador Rivas, 24 años; Heredy Pérez Sánchez, 29 años; Remedios Marín Ruiz, policía preventiva, 20 años; Pablo Galván Gutiérrez, policía judicial, 55 años, y Pedro López, policía preventiva, 65 años.

Uno de los familiares de las víctimas, el Ingeniero Rubén Tapia Gamboa, padre de Isis Gabriela, confesaba a este reportero sus sentimientos y su impotencia ante lo sucedido aquel negro 20 de junio que quedara para siempre inscrito en la memoria de los mexicanos como el emblema de la brutalidad, la incapacidad, la corrupción de autoridades y policías.

Utilizaba las mismas palabras que incluyó en la carta que ése mismo día envío a Joel Ortega, que a esa hora era todavía secretario de seguridad pública del Distrito Federal:

“Ya no tengo proyecto de vida. La muerte de Isis Gabriela destrozó mi estabilidad emocional y la de mi familia. Porque un operativo mal planeado y ejecutado en la discoteca News Divine arrancó la vida de mi hijita. Era una niña que empezaba a vivir”.

Don Rubén llevaba en el rostro el luto por su hija. Nada sería igual sin ella. Por eso se mostraba sorprendido de que Ortega, antes de ser separado de su cargo, manifestara mayor preocupación por su carrera política que por el dolor de los familiares.

“Yo le pregunto. ¿Es usted padre de familia? Si lo es dígame cómo actuaría si en lugar de mi hija, la víctima hubiera sido alguno de sus hijos. Aún con todo el dolor que usted como responsable de seguridad pública ha provocado en mi vida, la de mi esposa, la de mis hijos y la de toda mi familia, no le deseo que viva este dolor”

En la misiva que le envío a Ortega antes de que fuera cesado, el Ingeniero Tapia le dice que nada de lo que él haga le va a devolver a su hija. “De manera personal no le deseo que la vida le cobre con la vida de algún ser querido el daño que usted me ha causado. Pero es obvio que su prepotencia, autoritarismo a ultranza y falta de visión en materia de seguridad, le impiden darse cuenta de lo que provocó ese operativo”, puntualiza.

-- ¿Cómo queda después de que escucho al ombudsman rendir su informe. Estuvo a la altura de lo que usted esperaba? le preguntamos al adolorido padre.

-- Claro que sí el maestro Emilio hizo un excelente trabajo. Él y todo su equipo. Estoy orgulloso de esa institución.

Rubén Tapia le envío otra carta al jefe de Gobierno del Distrito Federal. Le recordó a Ebrard que el slogan que alguna vez utilizó el PRD fue La Ciudad de la esperanza. “Pero el Distrito Federal se está convirtiendo en la ciudad de la desgracia”.

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