“Vivimos en la edad media”

Soberanes versus el mito

José Luís Soberanes Fernández es una figura polémica y políticamente incorrecta. Anatemizado por los caricaturistas, calumniado por los talibanes de la política mexicana, el ombusdman ha mantenido su línea de congruencia y apego a la verdad, aunque los inquisidores de la izquierda y la derecha mexicana lo hayan querido llevar a la hoguera.

El presidente de la CNDH emitió recientemente cuatro recomendaciones graves que tienen que ver con excesos cometidos por integrantes de las fuerzas armadas: El caso de las 14 mujeres violadas por militares en la zona de tolerancia de Castaños, Coahuila; otras dos menores también violadas en Nocupétaro, Michoacán; una familia entera asesinada en Sinaloa de Leyva, cateos, tortura, arrestos arbitrarios. La lista es larga y nada honrosa para el Ejército.

En el primer caso ya fueron sentenciados cuatro de los ocho elementos del Ejército que se vieron involucrados. Las sentencias dictadas van de 4 a 41 años de prisión. “Se quedaron cortos”, dice el ombusdman, convencido de que no el castigo fue insuficiente.

Vértigo charló de estos y otros casos en las oficinas del ombusdman en Periférico 1922, al sur de la ciudad. Este hombre rubicundo, de blanca barba, hablar pausado, voz tenue y aspecto bonachón, nos recibió en mangas de camisa y pantalones oscuros sostenidos por tirantes rojos. La presencia de la cámara lo hizo sentirse obligado a ponerse el saco.

La entrevista se desarrolló en la mesa de juntas de la oficina. Decenas de libros colocados ordenadamente ocupaban la totalidad de la superficie. El doctor Soberanes, catedrático de Historia del Derechos Mexicano en la UNAM, pidió a sus asistentes que abrieran espacio, antes de echar a andar la grabadora. Esta fue la charla:

-- En los últimos nueve meses se han registrado 1,952 ejecuciones –contra seis mil en el período 2000—2006-- que se atribuyen al crimen organizado. Entre los asesinados hay 161 servidores públicos. La cifra se incrementó al mismo tiempo que el Ejército entró de lleno en el combate contra el narcotráfico. ¿Hay relación entre el saldo rojo en las ejecuciones y la incorporación de los militares al combate contra la delincuencia organizada?

-- Ese es el problema de fondo. ¿Porque hubo esas ejecuciones?
Evidentemente es un pleito entre bandas. Pero hay muchas preguntas que nos tenemos que hacer y que el gobierno nos tendría que responder. La presencia de los llamados Zetas, por ejemplo. Son ex militares que se incorporaron al crimen organizado. Está también el problema que muchos de los ejecutados son servidores públicos. Como no se investiga, la sociedad se pregunta porqué se les ejecutó. Por otra parte, hay la percepción de que sólo se combate a ciertos carteles, y a otros no. ¿Es cierto o no? Nos tienen que decir si hay discriminación en la lucha contra el narcotráfico. Hay que ver hasta que punto han sido solapados por la autoridad.

--- La CNDH ha dicho que si no se detiene a los responsables de las ejecuciones, la crisis que vivimos pudiera llegar a un punto mayor. ¿Cuál es ese punto mayor?

-- Podríamos vivir una situación como la de Chicago en los años veinte; que la lucha entre los poderes fácticos fuera creciendo, por la impunidad que se vive, porque no hay quien los someta, quien los investigue. No hay que olvidar que la principal fuente de la criminalidad es la impunidad.

-- ¿Percibe riesgos de que las bandas de narcotraficantes suplanten al Estado?

-- Más que suplantar, llegan a tener un poder superior al del Estado y entonces la función del Estado queda anulada. Los recursos que tienen pueden ser infinitos y el Estado, con recursos limitados, tiene que presentarles el combate.

-- La CNDH emitió recientemente cuatro recomendaciones que tienen que ver con excesos de las fuerzas armadas en distintos puntos del país. Paralelamente usted ha señalado que sería irresponsable pedir al gobierno que retire al Ejército de la lucha contra el narcotráfico. ¿Como equilibrar estas dos posiciones?

--Seria una locura que yo exigiera al gobierno que sacara el Ejército de la lucha contra el crimen organizado. El país quedaría totalmente en manos de los delincuentes. Lo que se tiene que hacer es generar un cambio ordenado. En primer lugar crear cuerpos policíacos adecuados, corporaciones que tengan preparación, capacitación, armamento. Contar con una policía moderna.

La PFP, por ejemplo, la mitad son soldados prestados. Hace diez años esto era necesario, pero algo que era temporal ya se ha vuelto definitivo. Todavía en la actualidad, cuando la PFP realiza una operación, tiene que pedir los policías militares y habilitarlos de policías federales para hacer las funciones. Y esto con un problema muy serio: los abusos de esos militares habilitados como policías. ¿Y esos militares-policías ante quien responden? ¿Ante la justicia civil? ¿Ante la militar? Allí hay un problema.

Por otro lado, si no se va articulando la PFP, nunca vas a poder sustituir al Ejército de funciones que no le son propias. Le pongo un ejemplo: cuando hay un desastre natural, llega el Ejército, ofrece auxilio médico, alimentario. Sí, pero es mientras dura la emergencia. Cuando esta termina se retira el Ejército y no vamos a querer que les sigan dando de comer, que les sigan dando ropa. En el combate al crimen organizado es igual. El Ejército participó en esto como una emergencia. Por lo tanto, es algo que debe ser transitorio. Por otro lado, tenemos que ver con quien vamos a sustituir eso. La Constitución dice que con la policía.

-- ¿Porque sería una locura que usted le pidiera al gobierno que retirara al Ejército de la lucha contra el crimen organizado?

-- Porque quedaría un vacío de poder y los vacíos de poder siempre tienden a llenarse. Si quitamos el poder del Estado, que es el único legítimo, aunque sea el Ejército, lo va a llenar el crimen organizado.

-- Dice el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, que crear un nuevo cuerpo de policía con una nueva mentalidad, preparado, moderno, llevaría muchos años. ¿Cómo cubrir ese período de transición?

-- Ese es el quid del asunto. Ya llevamos diez años, y no se ha hecho nada. Nos estamos haciendo tontos. Se empezó con Zedillo. En la época de Fox no se hizo nada. Fue un sexenio perdido. Ahorita llevamos casi un año y tampoco se ha hecho nada.

-- Ya que evoca el sexenio de Fox ¿Tampoco hizo nada en lo concerniente a los derechos humanos?

-- No sería tan categórico. Hubo avances en algunos temas; en otros fue puro oropel y tomadura de pelo.

--¿En que casos fue tomadura de pelo?

-- Muchas veces fuimos a Los Pinos a ceremonias muy bonitas. El Presidente daba instrucciones para la defensa de los derechos humanos. Por decirle algo: que en los programas de educación primaria se incluyeran los derechos humanos. Allí quedó; que en todas las dependencias hubiera una oficina que procurara promover los derechos humanos. Allí quedó. Que se hiciera un programa para atender el tema de las muertas de Juárez. Allí quedó. Eran nada más fiestas de oropel; no se concretaba nada.

-- ¿El ingreso del Ejército a la lucha contra el narcotráfico ha significado un incremento en las violaciones a los derechos humanos?

--Claro, por una razón muy sencilla. Los militares están capacitados para la guerra, no para asumir funciones de la policía. ¿El policía que es lo que quiere? Someter al delincuente. ¿El soldado que es lo que quiere? Matar al enemigo. El delincuente no es el enemigo a vencer. Hay que someterlo para que los tribunales lo juzguen. Pero si un soldado tiene la mentalidad de acabar con el enemigo y le dicen ‘vamos por ellos’, no se pone a pensar cuales son las garantías individuales, o si tenemos que traer órdenes de cateo, o que no hay que utilizar la tortura. El soldado no está capacitado para ello

-- Tampoco la policía

-- Por eso le digo que tenemos que capacitar a la policía. En muchos países de Europa Occidental hay policías eficaces, muy capacitadas, y se respetan los derechos humanos. La inglesa, la francesa, la española ¿Por qué no podemos tener eso?

-- ¿Y en el inter que hacemos?

-- Esa es la cosa. Un extremo es decir ‘que se salga el Ejército’ y pasa lo que ya dijimos aquí. ¿Qué hacemos? Pues nada más hincarnos y rezar. La otra es que sigan las cosas como están. Entonces vemos todo esto que hemos señalado: las violaciones a los derechos humanos. Hay otra cosa muy seria que se tiene que abordar: el llamado fuero de guerra. Habría que plantearse su existencia o sus límites. Es una forma de impunidad. Claro que si usted le pregunta al secretario de la Defensa, le dirá que no.

-- Esta conforme como la Sedena ha respondido a sus recomendaciones en el 2007.

-- Estamos en un momento donde no le puedo dar una respuesta definitiva. Están en tiempo legal para responder y para cumplir. Si no las acepta, se imagina el mensaje de impunidad que se manda a la población, de que a nadie le importan los derechos humanos.

-- ¿Qué reflexión le han dejado las acusaciones de que la CNDH siempre acaba como defensora de los delincuentes?

-- Esta es una leyenda urbana que venimos arrastrando desde la creación de la Comisión. Es muy fácil para un policía decir ‘yo no actúo porque llega derechos humanos y me lo impide’. Eso es una falacia. Nunca he pedido que a un presunto delincuente se le suelte. Lo que pedimos es que se le haga un juicio justo, que se le permita tener un defensor, que no se le torture. Cosas que son elementales. Estamos ante un problema, no de realidades, sino de percepciones.

--Usted ha sido atacado desde su flanco izquierdo, por haberse apegado a la verdad en le mediático caso de Ernestina Ascencio, la anciana supuestamente violada y asesinada en Zongolica, Veracruz. Ya está comprobado que no fue verdad, pero se insiste en el tema ¿Qué le ha dejado esta experiencia?

-- Pues que vivimos como en la Edad Media. Son verdades que no se discuten, que hay que acatar. ¿Cómo es posible que en pleno siglo 21, sin ver las evidencias, sin meterse a ver lo expedientes, se lleguen a conclusiones fáciles y baratas. ¡Mataron a esa señora! A ver ¿Usted ya vio los peritajes? ¿Ya vio los estudios criminológicos? Pasamos de una etapa científica, a una etapa dogmática o mitológica, como decía Comte.

-- El sector más radical del PRD lo acusa de ser cómplice de las violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército. ¿Le enoja? ¿Le molesta? ¿Le enfada? ¿Ya se acostumbró?
-- Mire usted, creo que esto no resiste ningún análisis. Aquí hay recomendaciones donde me meto a fondo en problemas reales de derechos humanos. Son cosas gravísimas, Estamos hablando de asesinatos, de violaciones a menores de edad, de casos de tortura. Quisiera escuchar una palabra de apoyo, de aliento. Esta gente critica no ha dicho ‘a ver, vamos a apoyar’. Son defensores selectivos de los derechos humanos.

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