Consejeros del IFE, decisión cupular.

La consulta pública, “una vacilada”

La cuenta regresiva ya inició. Los diputados tienen poco más de tres semanas para elegir al sucesor de Luís Carlos Ugalde y a los otros dos consejeros electorales que deberán irse, junto con el presidente consejero del IFE, al desempleo.

La promulgación de la Reforma Electoral, el pasado 13 de noviembre, los obliga a apretar el paso. A partir de esa fecha tenían 30 días contaditos para elegir el nuevo Consejo General del IFE, pero también para modificar el Cofipe, y aprobar otras 18 leyes reglamentarias

Van retrasados. Se les atravesó el puente La convocatoria sale hasta el miércoles 21 de Noviembre. Les quedan 22 días. “Es un tema complicado, por su instrumentación técnica”, explica a Vértigo el priista Jesús Murillo Karma, presidente de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Senadores.

El nuevo consejero presidente durará en el cargo seis años, y podrá ser reelecto una sola vez, de acuerdo a las reformas constitucionales aprobadas. El nuevo Cofipe, en vías de aprobación, precisa que este podrá ser substituido por notoria ineficiencia, con la aprobación de una mayoría calificada (dos tercios de los diputados.) “Tiene que haber unanimidad de que es un pendejo para sacarlo”, precisó, coloquialmente, un legislador del PRI que participa en las negociaciones.

Los otros consejeros electorales durarán en su cargo nueve años, serán renovados en forma escalonada, y no podrán ser reelectos.

Se ha especulado mucho sobre los posibles candidatos a suceder a Ugalde. Nombre van y nombres vienen: Jorge Alcocer, Maria Amparo Casar, Lorenzo Córdova, Porfirio Muñoz Ledo, pero en realidad no hay nada. “No se ha manejado ningún nombre. El único que si está fuera es Ugalde”, asegura el senador del PAN, Ricardo García Cervantes, integrante de la Comisión de Gobernación.

Las prisas que se autoimpusieron los legisladores ya han provocado encontronazos entre diputados y senadores. El panista Héctor Larios, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, alzó la voz durante el conclave de coordinadores parlamentarios de ambas cámaras, celebrado a mediados de la semana en el edificio del Senado en la calle de Donceles.

Quería la aprobación en sus términos, y por la vía fast track, de las modificaciones a la Ley Orgánica del Congreso aprobadas previamente por los diputados. Estas modificaciones habilitan a la Junta de Coordinación Política de la Cámara Baja, que preside Larios, a presentar al Pleno de ese órgano el procedimiento, la convocatoria, y las propuestas de nombres para ocupar los cargos de consejeros. En esa Junta solo tres voces cuentan. La del propio panista y las de Javier González Garza, PRD, y Emilio Gamboa, PRI.

Larios alegaba que si las modificaciones no eran aprobadas en sus términos y por la vía fast track, no habría tiempo de abrir el “amplio proceso de consulta pública” que ordenan los cambios a la Constitución aprobados por los legisladores para, dizque, recuperar y valorar las propuestas surgidas desde la sociedad y sus organizaciones. Su tono y su actitud provocaron molestia y enojo en los senadores que, unánimes, le respondían que lo que proponía no era legal, y que podría traer consecuencias ulteriores si lo aprobaban.

La obligación de hacer una “consulta pública previa” quedaría salvada con la organización de una pasarela pública e inútil. Una tomadura de pelo a las organizaciones ciudadanas que reclaman participación en el proceso. La decisión será cupular, aunque a los legisladores no les guste que se les recuerde.

La Organización Propuesta Cívica, que había promovido la participación de la sociedad en la conformación del nuevo Consejo General del IFE, publicó un comunicado en el que expresa su malestar por la decisión de los legisladores.

“No es posible que la “amplia consulta a la sociedad”, establecida en el artículo 41 de la Constitución, se resuma a una ventanilla en San Lázaro para recibir opiniones de la ciudadanía. Eso no tiene nada que ver con una verdadera consulta a la sociedad que recoja propuestas ciudadanas, se parece más a una simulación de consulta con el único fin de avalar un proceso ajeno a la sociedad y previamente pactado entre las fuerzas políticas”, dice el texto.

Y advierte: “A los partidos políticos y personas integrantes de la Junta de Coordinación Política les debe quedar claro que la elección de los consejeros del IFE, si bien es deseable que cuente con el acuerdo político y consenso partidista, trasciende a los intereses de los propios partidos, pues más que el acuerdo de los “jugadores” para designar al “arbitro” de sus contiendas, los actores políticos por vía de la Cámara de Diputados tienen la obligación de llevar estos nombramientos de la mano de la sociedad, toda vez que el IFE antes que institución para beneplácito de los partidos, está al servicio de todos los ciudadanos del país”.

Jesús Murillo Karam, en defensa de sus pares, insistió en que la decisión no será enteramente cupular. “Hay una sutileza que a veces se nos va. La decisión va a quedar en manos del Pleno, van a resolver los diputados, con base en una propuesta de la Junta de Coordinación Política, Dígame de donde más. Tiene que venir de allí la propuesta”

¿Cuál es la diferencia? Se preguntó el hidalguense. El mismo respondió: “Que esa propuesta hay que sustentarla en un proceso de selección amplio y público, y que tiene que ser aprobada por una mayoría calificada de la Cámara de Diputados.

“Le aseguro una cosa: si cometemos un error, sería lo más grave que podemos hacer. Tenemos que buscar a alguien con tres características para ocupar el cargo de presidente consejero: imparcialidad, conocimiento y credibilidad”, manifestó

Murillo, sin embargo, acabo por admitir que será muy influyente la cúpula parlamentaria en la decisión final. “Yo espero, sin embargo, que la rebatinga se de en función de encontrar quien es el mejor, y no en función de encontrar quien es el mío”, dijo.

Carlos Navarrete, coordinador de los senadores del PRD, tampoco oculta que los nuevos consejeros serán producto de una decisión cupular. “siempre ha sido así”, dijo al reportero.

Pero aclaró: “Lo que te puedo asegurar es que no se repetirá lo sucedido en el 2003, cuando en una noche tormentosa, surgieron unos desconocidos y (entra Elba Ether Gordillo y Miguel Ángel Yunes) los nombraron consejeros del IFE.”

Observadores y analistas han señalado que la reforma electoral es un “traje a la medida” para Jorge Alcocer, asesor en la Comisión Ejecutiva de Construcción de Acuerdos del Congreso (Cenca) cercano a Manlio Fabio Beltrones y uno de los arquitectos de la Reforma Constitucional Electoral. Pero esto es rechazado en forma contundente en las dos cámaras.

“No son normas con dedicatoria o nombre propio”, rechazó el senador García Cervantes, quien participó en la redacción del artículo transitorio adicionado a la Ley Orgánica del Congreso.
-- ¿No es un traje a la medida de Jorge Alcocer?- le insistimos a Murillo Karam.

-- No está hecha para nadie.

-- ¿Porque entonces quitaron el candado que impedía ser presidente consejero a los que han sido jefes de un partido político?-reviramos.

-- Eso es un asunto menor. Independientemente de que eso se quede o se quite, todavía no está resuelto. La decisión final la toma la mayoría en un proceso que ya describí. No está hecha para que alguien sea, o para que alguien no sea. Es en función de abrirla un poco más—insistió Murillo.

En el IFE han alertado en la posibilidad de que los dos consejeros que salgan con Ugalde se amparen contra la imposición del Congreso. El actual Consejo general fue electo hasta el 2010. El propio presidente consejero ha preguntado cuales van a ser los criterios para escoger a los dos que se van que se quedan. ¿Asistencias? ¿intervenciones en el Consejo? ¿

Tres se van ahora. Otros tres hasta agosto del 2008. Los últimos tres hasta octubre del 2010.

“No hay ningún problema legal. El sustento de la modificación es constitucional. Se eligen tres nuevos consejeros, no hay problema, es el procedimiento que la propia Constitución señala. De los otros, por votación se determina quien se queda. Es un nuevo Consejo”, explica Murllo.

Puntualiza: “Los antiguos permanecen por que queremos mantener un escalonamiento, que la experiencia se vaya conjugando con el ingreso de los nuevos, todo tiene una filosofía y un propósito”.

-- ¿No hay jaloneos por el cargo de consejero presidente?—preguntamos al prista.

-- Ni siquiera han empezado. El jaloneo espero que se de en función de quien es mejor que el otro, y no de quien es mío y quien es de aquel.

-- ¿La reelección del Presidente Consejero no es un riesgo? ¿ No habrá la tentacion de quedar bien con sus patrones que son los diputados?

-- Primero, no son sus patrones. Son los que lo eligen. Es lo correcto porque es la representación nacional. Segundo: sus patrones son todos. Tendría que quedar bien con todos. La mejor forma de quedar bien con todos es haciéndolo bien. Eso en lugar de ser un problema es una ventaja.

Murillo descartó que la necesidad de quedar bien con los partidos para no perder la reelección pueda obstaculizar un trabajo imparcial del consejero presidente en le caso, por ejemplo, de las multas a los que violen la Ley electoral.

“Si se maneja con apego a la Ley y a la realidad, la multa la tiene que aguantar al que se la den. Lo que no se vale es pretender chantajear a los partidos por medio de este tipo de instrumentos. Por eso se incluyó la posibilidad de que la ineptitud se convierta en una salida”, puntualizó.

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