German ya es candidato de unidad

Su figura destacaba en el salón de sesiones de San Lázaro. Llevaba ropa casual en un escenario de trajes y corbatas. “Voy a Tabasco a alcanzar al Presidente”, justificó el diputado Gerardo Priego Tapia, originario de la inundada y damnificada entidad. Eran las dos de la tarde del miércoles 31 de octubre.

No sabía aún que el senador Fernando Gonzáles abandonaría poco después la contienda por la presidencia del PAN “Las cuentas no me salen como para que yo pudiera hacer un papel con posibilidades de ganar la dirigencia nacional”, diría con realismo y modestia el ex gobernador de Aguascalientes.

Eso dejaba a Gerardo como el único candidato a legitimar la elección de Germán Martínez, paisano y compadre del presidente Calderón. El registro era de pensarse. El riesgo de hacer el ridículo es real. Al registro de Germán habían asistido 20 dirigentes estatales. Los demás mandaron su respaldo por escrito. El mensaje era claro. A lo máximo que Gerardo podía aspirar era a jugar el papel de Everardo Moreno cuando enfrentó a Roberto Madrazo por la candidatura presidencial del PRI.

En la casa de campaña de Germán ni siquiera tomaban en serio su candidatura. “Hay que ver si logra los diez votos necesarios para registrarse”, comentó irónico uno de los colaboradores del candidato. Aún así, Gerardo decidió mantener la incógnita. “El lunes decido si voy…”, dijo a este semanario.

Priego, un panista de nuevo cuño, aspira a aglutinar a los inconformes que rechazan el pragmatismo y las “alianzas perversas” (léase el SNTE) a las que ha recurrido el PAN para conservar el poder. Esa ha sido su bandera desde que dejó la secretaria de Vinculación Ciudadana del CEN del PAN, luego de su ruptura con el polémico Manuel Espino.

Sus adversarios critican a Priego Tapia por las ligas que en el pasado mantuvo con destacados priistas, pero también con el cuestionado empresario, Carlos Cabal Peniche, quien pasó varios años en las cárceles de Australia y fue aliado de Roberto Madrazo.

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Vuelta para atrás. Lunes 29 de octubre. 13:02 horas. Germán Martínez miró su reloj. Llevaba dos minutos en la improvisada tribuna colocada el auditorio del CEN. José Espina, secretario general del CEN, aún no bajaba de sus oficinas para iniciar el registro de la candidatura del ex secretario de la Función Pública. Al sucesor de Espino lo acompañaba su esposa y el primogénito de Carlos Castillo Peraza, quien lleva el mismo nombre

El número 2 del CEN del PAN no tardaría en bajar. Apenas apareció en el auditorio se inicio el acto. Espina y Carlos Castillo hijo pronunciaron una breves palabras. Llegó el turno de Germán. “Vamos a regresar a tu papá al partido”, fue lo primero que dijo. Sus palabras parecían una denuncia contra Manuel Espino. Un llamado de atención a la línea adoptada por el duranguense, muy lejana a la ideología del desaparecido político yucateco.

Era el de Martínez un discurso crítico, que se pretendía de unidad. Por momentos se volvía demagógico. “Se equivocan, dentro y fuera, quienes creen que la unidad está convocada en torno a personas. La unidad que se pide y exige en Acción Nacional es alrededor de las ideas sociales del PAN…

“En el PAN la unidad es de esencia, no de coyuntura; es de verbo no de adjetivo. Es de cortina, no de ocurrencia. Nuestra unidad nace en la libertad y no vive en la consigna ni la línea. Se reproduce en el debate y no en la cerrazón de quien piensa diferente”, aseveraba Germán.

Sus palabras se inscribían en la operación seducción que semanas atrás emprendió para jalar el apoyo de los sectores ultraconservadores del partido, a los que alguna vez llamó “meones de agua bendita”, parafraseando a un icono del panismo: Adolfo Chrislieb Ibarrola.

Una semana antes de su registro, Germán invitó a comer en su casa de Quiroga, Michoacán, al muy conservador gobernador de Jalisco, Emilio Marquez, y a ese militante de la “vela perpetua” que es Fernando Guzmán, secretario de gobierno en la entidad.

Y más: Martínez fue fotografiado cuando salía de las oficinas del gobernador de Morelos, Marco Adam, la semana anterior a su registro. La imagen fue publicada en diarios de circulación nacional. El morelense no es ultra, pero fue secretario de comunicación del CEN en la primera etapa de Manuel Espino.

Germán ha sostenido también reuniones con panistas guanajuatenses que se incluyen en ese vasto concepto en que es El Yunque. El gobernador de la entidad, Juan Manuel Oliva, fue uno de los 10 firmantes de la solicitud de registro del ex secretario de la Función Pública. Oliva es un espinista convertido al calderonismo por la fuerza de la condición humana.

Otro firmante no calderonista del registro fue Santiago Creel, quien controla un 10 por ciento de los consejeros nacionales. El ex aspirante a la candidatura presidencial del blanquiazul decidió alinease con Germán, sabedor de que no tiene adversario enfrente. Antes de que Germán acudiera a registrarse, el presidente del Senado hizo público su respaldo al calderonista. “Tengo un candidato (para dirigir al PAN) y es Germán Martínez”, dijo.
Otras firmas de apoyo a Martínez fueron las de Luís Felipe Bravo Mena, ex dirigente nacional; Mariana Gómez del Campo, dirigente del PAN en el DF, Cesar Nava, secretario particular del presidente, Gabriela Ruiz, ex tesorera del CEN, Tarsicio Navarrete, ex diputado federal.

La cargada ha sido tan grande que no deja lugar a dudas hacia donde ira el voto de los consejeros. Pase lo que pase, el PAN ya tiene su “candidato de unidad”.

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