El PRD se desintegra.

División, encono y purgas

Enfrentado por intereses de grupo, secuestrado por la voluntad de un solo hombre, polarizado por las irregularidades en sus comicios internos, el Partido de la Revolución Democrática celebró dividido, y sin cabeza, sus 19 años de existencia. La incapacidad mostrada por sus órganos internos para resolver en forma imparcial los conflictos derivados del cochinero en que se convirtió la elección para renovar la dirigencia nacional, el pasado 16 de marzo, obligó a uno de los candidatos, Jesús Ortega, a recurrir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a fin de obligar al cómputo del 100 por ciento de los votos.

La noche del jueves 8 de mayo, a las 23:56 horas, la presidenta de la obradorista Comisión de Garantías y Vigilancia del partido amarillo, Ernestina Godoy, recibió notificación del Tribunal de que contaba con 72 horas para terminar el cómputo –falta casi el 17 por ciento de las casillas- y 48 horas adicionales para dar a conocer el resultado.

La intervención del TEPJF fue recibida como un balde de agua fría entre los partidarios de Alejandro Encinas, cachorro de López Obrador, y como una oportunidad por los seguidores de Jesús Ortega, candidato de Nueva Izquierda, a quienes la Comisión de Garantías había dado un fuerte palo días antes, al dar por bueno el triunfo del abanderado de Izquierda Unida con sólo el 83 por ciento de los votos computados.

“En qué país democrático podemos aceptar que alguien con el 83 por ciento de los votos se declare presidente nacional. Esta es una ignorancia democrática, una tontería política”, declaró a este semanario Jesús Zambrano, uno de los dirigentes nacionales de la corriente Nueva Izquierda.

El obradorista Gerardo Fernández Noroña, secretario de comunicación del CEN del PRD, por el contrario, descalificó a los magistrados del Tribunal. “es una gravísima intromisión en la vida interna de nuestro partido. pretende abrirle el camino hacía la presidencia de nuestro instituto a quien no recibió de la mayoría de la militancia, a quien con su conducta colaboracionista ha venido haciendo el trabajo sucio dentro del partido a favor del gobierno usurpador”, reviró con rabia


REAPARECE CUAUHTÉMOC

La semana que término fue rica en acontecimientos que ahondaron la polarización en el partido fundado el 5 de mayo de 1989. Cada grupo celebró, con su propio presidente provisional, el cumpleaños 19. los chuchos con Guadalupe Acosta Naranjo, elegido el domingo 4 de mayo en un Consejo Nacional Extraordinario en ausencia de los consejeros de Izquierda Unida, los obradores con Leonel Cota, a quien revivieron por ordenes del legitimo.

La división obligó a Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del PRD, a romper su silencio. En una carta que hizo pública, dirigida a los ex presidentes del partido, pidió a los candidatos que contendieron en la elección del 16 de marzo que renuncien a sus respectivas posibilidades de llegar y ejercer los cargos.

“De aceptar los candidatos un llamado en el sentido que expreso, les propongo, como un segundo paso, que invitemos a los integrantes del Consejo Político Consultivo a que se reúnan y acuerden quien deba presidir el partido en una etapa de transición con facultades plenas para el gobierno interno, a que se de el encargo de llamar a la celebración de un Congreso Nacional que revise los documentos básicos, el reglamento de elecciones y establezca los términos para convocar a la elección de los órganos de gobierno del partido”, puntualizó el ingeniero.

Alejandro Encinas fue el único que rechazó abiertamente el llamado de Cuauhtémoc. En el noticiero de televisión Primero Noticias, que conduce el periodista Carlos Loret de Mola, rechazó la posibilidad de declinar en su aspiración por la dirigencia nacional. Y en la carta de respuesta que le envió al ingeniero ni siquiera tocó con claridad el punto.

“Comparto algunas de las opiniones que expresas en dicha carta. Sin embargo considero injusto estigmatizar al conjunto de la militancia partidista, que en su absoluta mayoría acudió a votar el 16 de marzo en un ejercicio libre y democrático”, le dice a Cárdenas. Y reitera lo que a sido su postura a lo largo del conflicto poselectoral: no deben computarse casillas que no fueron instaladas. Según Izquierda Unida, el total de las casillas sin computar fue del 7 por ciento.

Jesús Ortega por el contrario acepto declinar en sus aspiraciones si eso alivia la crisis por la que atraviesa el partido. “no veo la aspiración para ser presidente del PRD con obsesión. Si el desarrollo del partido implica que se busquen otras alternativas, yo siempre estoy dispuesto a colaborar”.

PURGA.

El encono entre chuchos y obradores ha llevado a ambos grupos a posturas extremas. En la misma semana, Alejandra Barrales, virtual dirigente del PRD DF, pidió la expulsión del senador Rene Arce y los diputados Ruth Zavaleta, Victorio Montalvo, Moisés Félix Dagdug, por haber aprobado reformas al estatuto del DF. Barrales, de nula militancia en la Izquierda, asegura falazmente que esas reformas “prohíben” la formación de mayorías en la asamblea de representantes.

Adicionalmente, Gerardo Fernández Noroña anunció públicamente que pedirá la máxima sanción (cancelación de la afiliación) en contra del diputado Francisco Santos Arreola, quien se aventó la puntada no sólo de asistir a los Pinos a un acto encabezado por el presidente Calderón (no reconocido por el PRD) sino ser orador en el mismo.

-- ¿Vamos a las purgas o qué? Preguntó Vértigo a Fernández Noroña

-- No es un asunto de purgas, es un asunto de compañeros que están violentando las líneas que el partido acordó por unanimidad en sus consejos nacionales, en su Congreso Nacional. Ni siquiera en estos consejos de Nueva Izquierda, que no son consejos, han tomado la decisión de reconocer a Calderón. Y hoy Santos Arreola, el diputado federal que va a la residencia oficial de los Pinos, hace un acto francamente lamentable.
El discurso no lo haría ni siquiera un diputado del PAN. - repuso el secretario de Comunicación del CEN del PRD.

En los Pinos, Santos Arreola inició su discurso con un sonoro “Señor Presidente Felipe Calderón, Presidente de todos los mexicanos”. El diputado mexiquense, en clara alusión a López Obrador, dijo que México cambia aunque haya algunos, inclusive en su partido, que quisieran méxicos totalitarios, donde sólo se haga su voluntad, “México hoy le dice al mundo que no puede seguir habiendo líderes o caudillos que se sienten dueños de su verdad”, dijo el legislador.

Y remató: “Yo no vengo a rendir pleitesía a nadie, vengo a reconocer lo que se está haciendo bien. He criticado a mi partido cuando se han hecho las cosas mal y también he defendido en lo que creo”.

Los diputados que Alejandra Barrales quiso colocar en el patíbulo, todos de Nueva Izquierda, hicieron público un documento en el que fustigaron duramente la actitud excluyente de la ex sobrecargo, luego de anunciar que no acudirían a la sesión del Consejo Estatal del PRD capitalino en un acto de rechazo a la intentona de excluirlos del partido, señalaron:

“El PRD vive la peor crisis de su historia y por lo mismo se requiere de la mayor responsabilidad de sus liderazgos para evitar que se desintegre. No le echaremos más leña al fuego. Que los compañeros disfruten su fiesta patibularia; que saquen las hachas, y que en ausencia nos destacen

“Que sigan alegando falsas violaciones a los estatutos, que rememoren a Stalin y Pol Pot que prohíban a los militantes llamarse Jesús. Que nos condenen a arder en los infiernos eternamente y, ya encarrerados que nombren a Alejandro Encinas presidente vitalicio y plenipotenciario del PRD; y si quieren del PT y Convergencia también”

LOS PASTELES DE ANIVERSARIO

Los grupos antagónicos celebraron por separado el aniversario del partido. Los encinistas se metieron en el edificio de la CANACO, pronunciaron discursos, elogiaron a López Obrador, revivieron a Leonel Cota, denostaron a Cuauhtémoc Cárdenas y a Jesús Ortega, escucharon a su candidato denunciar los privilegios de la burocracia interna del partido y acabaron partiendo un enorme pastel.

Los seguidores de Nueva Izquierda derrocharon recursos. Bailaron al ritmo de la Sonora Santanera, presenciaron una función de lucha libre, instalaron stands a los largo del Monumento a la Revolución, organizaron una taquiza, contrataron un musculoso equipo de seguridad y escucharon a Jesús Ortega hacer un vehemente llamado contra la autodestrucción.

En lo único en que coincidieron fue en partir enormes pasteles que no fueron suficientes para aliviar las frustraciones.

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