Ni Ortega, ni Encinas pueden dirigir al PRD: Graco Ramírez

PRD, aniversario difícil.

Hace 19 años se fundó el Partido de la Revolución Democrática. Llega a esa edad sacudido por la peor crisis de su historia. Sin jefe nacional, dividido, y casi sin perspectivas de recuperar su unidad. Vértigo entrevisto al senador Graco Ramírez Garrido Abreu, uno de los dos encargados de despacho del CEN del PRD, sobre la polarización que se vive en esa agrupación política de izquierda, a raíz del cochinero en las elecciones internas para renovar la dirigencia nacional.

En el restaurante Los Girasoles, ubicado junto al Senado de la República, este abogado de 58 años de edad, nacido en Tabasco pero radicado en Morelos, nos habla también de la reforma energética. Es firmante del acuerdo para el debate nacional sobre la reforma energética, exigido por Andrés Manuel López Obrador, en su calidad de secretario de la Comisión de Energía de la Cámara alta.

Sus criticados vínculos con Rafael Aguilar Talamantes, ex dirigente del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, y sus desencuentros con los senadores de Convergencia y del PT fueron parte de esta charla de 45 minutos de duración. La crisis en el PRD constituyó el banderazo de la entrevista.

--El PRD no encuentra salida a su crisis. Junto con Raymundo Cárdenas te pusieron momentáneamente como encargado de despacho después de la salida de Leonel Cota. Los partidarios de Alejandro Encinas han intentado una y otra vez dar un albazo. No han podido imponerlo. La posibilidad de que el Consejo Nacional prorrogue el mandato conjunto, mientras se encuentra una solución, sigue ahí. ¿El partido la aguanta?

--La prorroga se dio para buscar una salida (a la crisis) que podamos construir entre todos. Ya hemos hablado con los seis gobernadores del PRD. Hemos empezado a construir, con ellos, esa salida. Compartimos con los actores fundamentales de esta contienda, con el propio Encinas y con Ortega, que el modelo del partido se ha agotado, que hemos llegado a un límite de ese modelo.

Estamos obligados necesariamente a construir un nuevo pacto político que nos permita generar las condiciones de un Partido de la Revolución Democrática con espacios de pluralidad y tolerancia, donde todos aceptemos las diferencias que hay entre nosotros y ello no sea motivo para excluirnos o para separarnos del partido.

La elección es de tal magnitud cerrada, que al que se pudiera declarar ganador a presidente nacional del partido, no tendría las condiciones para unir al partido lamentablemente. Más vale que reconozcamos, que no podemos reconocer, hoy por hoy, un resultado.

Tenemos que llegar a un arreglo político, comprometernos a que en cuatro meses hagamos un congreso fundacional. Y entonces, bajo ese nuevo espacio de participación política partidista, podamos generar direcciones colegiadas y ámbitos de participación incluyente.

Lo otro significaría, en mi opinión personal, ir a un litigio todavía donde los tiempos no son los nuestros, sino lo que fija el Tribunal Electoral. Por eso hemos invitado a los dos contendientes importantes, tanto a Encinas como a Ortega a que contribuyan con una actitud muy responsable a que podamos construir la vida junto con ellos.

-- Esto quiere decir que el próximo presidente no será ni Encinas, ni Ortega, dado que, como lo estás planteando, sería primero un sustituto por cuatro meses, luego un congreso fundacional y una dirección colegiada. ¿Ellos ya lo aceptaron?

-- Estamos en proceso de que sea aceptado. Evidentemente hay un ganador en esta contienda, pero ya no importa quien sea. Lo que importa es la actitud, y yo conozco muy bien a Jesús. Se que es un hombre de partido. Tiene un liderazgo muy importante. Ortega representó a fuerzas del partido que colocaron la elección en un circunstancia que pareciera, para muchos, imposible. ¿Cómo es posible que un liderazgo de tal fortaleza como el de López Obrador, en este caso, con un candidato como Encinas, que además en un compañero estimado y apreciado, no ganaran contundentemente la elección? Al no haber ganador, con esa contundencia, al no haber generado esa contundencia, evidentemente se puso en crisis el proceso. Nadie puede dirigir ya el partido en esas circunstancias. Ni uno ni otro puede dirigirlo

-- Y los Noroñas, los Batres, los Padierna... ¿Ya lo acaptaron?

-- Con Dolores Padierna me reuní, porque ella representa la expresión política del bloque que apoyó a Encinas, y que más respaldo electoral obtuvo en posiciones, en consejeros, y otras instancias del partido. Eso la coloca en una actitud de responsabilidad mayor. Pero quien solamente se representa a si mismo y que está a acostumbrado a decir lo que quiera, yo respeto su derecho a que lo diga, y que lo diga cuando quiera y como quiera. Pero no representa eso una fuerza del partido con la cual tenga yo que atenerme a un acuerdo.

Finalmente, si acordamos con los que tiene las representación y el mandato democrático de esa representación, vamos a construir esa vía política, sin excluir a nadie, incluyendo a los que se representan a si mismos y son parte también del partido

--Ya hiciste el recorrido de las siete casas, junto con Raymundo Cárdenas, para buscar un acuerdo, pero no llegaste a la principal, que es la de López Obrador.

--Que necesidad tengo yo de andar buscando a Andrés Manuel para escuchar lo que puedo escuchar de Alejandro Encinas, a quien evidentemente Andrés le tiene mucha más confianza política que a mí.

-- ¿Qué respondes a quien te reprocha tus vínculos con Aguilar Talamantes?

-- No tengo de que avergonzarme, no me avergüenzo de mi militancia política, ni de haber luchado contra Aguilar Talamantes, cuando fui dirigente del PST, del Partido Socialista de los Trabajadores, y luchamos porque se reconociera nuestro partido. Fuimos la fuerza mayoritaria, y él contó con el aval del gobierno, por conducto del secretario Manuel Bartlett, que en aquel entonces era el secretario de Gobernación, para darle el registro al Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional.

Como PST nos fuimos nosotros a la fundación del Partido Mexicano Socialista, y yo rechacé, por cierto, un ofrecimiento de un registro para un nuevo partido político. Porque yo no privilegio tener un membrete partidista, para vivir de ese membrete

Para mí la lucha significa también un proceso de convicciones y de tener claro que la unidad de la izquierda es más importante. Yo estaba convencido de que había que ir a la unidad que representaba el Partido Mexicano Socialista y de ahí arribamos al PRD.
Mi trayectoria no estuvo en ningún puesto gubernamental, no fui funcionario público, ni estuve en la militancia priísta o hubiera sido un converso, porque yo he dicho que no hay más anti priísta que un ex priísta.

Yo no juzgo a las gentes que rodean a López Obrador, casi todos expriístas, porque no comparto esta definición de que destino es origen o de que origen es destino.

-- ¿De tu pasado no lamentas nada, no le darías marcha atrás a nada?

-- No tengo nada de que avergonzarme de mi pasado, al contrario es publico y sabida mi militancia política, donde he estado y con quienes he estado. Yo sé donde está Aguilar Talamantes y donde estoy yo. Se donde están los retractores que tuvimos algún tiempo y donde estamos nosotros ahora. Ahí está Navarrete, Miguel Alonso Raya y Jesús Ortega. Y todos provenimos del Partido Socialista de los Trabajadores, hemos coincidido y hemos discrepado y hoy estamos juntos en este proyecto.

-- ¿Te sientes triste, preocupado, por lo que esta sucediendo dentro de tu partido?

--Estoy muy optimista, siempre he sido muy optimista y creo que el optimismo es una postura ideológica y política.

--¿Pero en qué va a terminar?

-- Vamos a salir adelante, vamos a construir ahora sí, un partido maduro de la izquierda democrática. Eso obedece a una realidad y a un proceso que se ha venido dando desde hace muchos años atrás y que es parte de la transición política. Hoy por hoy no hay en México un régimen de partidos democráticos; hemos dejado atrás el régimen de partido Estado. Si miramos atrás, el PAN se parece más al viejo partido que gobernó al país, que al partido democrático que fundó Gómez Morín.

En el PRD nacimos de la gran convocatoria de Cuauhtémoc Cárdenas; nacimos bajo ese signo. Andrés Manuel se convirtió después en esa figura fundamental del proceso. Pero hoy, a 19 años de haberse fundado el partido, ya cumplimos la mayoría de edad y el partido se debe de dirigirse más por su colectivo, por sus dirigentes y por sus órganos colegiados, que por sus figuras fundamentales.

-- Las descalificaciones que te hicieron líderes del Frente Amplio Progresista por haber firmado el proyecto de acuerdo sobre el formato del debate de la reforma energética. ¿Te molestan?

-- No me quitan el sueño. Cuando yo les planteé a Dante Delgado ( Convergencia) y a Alejandro González Yañez (PT) que hiciéramos un sólo grupo parlamentario, ellos me dijeron que preferían declararse grupos parlamentarios independientes y cada quien asumiera su representación. Convergencia tenía sus senadores completos, cinco, para hacer el grupo parlamentario, pero al PT tuvimos que cederle tres senadores, compañeros nuestros, para que contaran con los cinco senadores necesarios.

Lo hicimos en propio detrimento del PRD. Pero yo no represento ni a Convergencia, ni al PT en decisiones que resuelvo en el grupo parlamentario del PRD. Y si ellos no estuvieron acuerdo con mi postura, pues el tiempo me dio la razón. Yo firmé convencido de que era correcto lo que se aprobó finalmente y lo firmé con el respaldo pleno de mis compañeros senadores y sabiendo que lo que yo estaba haciendo era lo mejor que se podía hacer para un acuerdo. Si no lo hacíamos en ése momento perderíamos la oportunidad. Y así que me importa muy poco que se hayan molestado, sé que lo que hicimos permitió la salida al debate..

-- ¿Qué enseñanza te dejó la toma de las tribunas en las cámaras por los frentistas para evitar el fast track en la reforma energética?

-- Es la primera vez que en el Senado se toma la tribuna, y creo que si marca un
parteaguas en el trato entre los senadores. Yo no estuve de acuerdo. Lo dije con mucha claridad delante del propio Andrés Manuel, cuando vino a la reunión con nosotros, dos días antes de la toma de la tribuna. El camino correcto era seguir insistiendo en el acuerdo, pero se impuso una decisión que nunca se discutió en el grupo parlamentario.

Si hubiéramos discutido la acción de la tribuna, si hubieran convencido los compañeros de que era lo correcto, yo hubiera estado ahí y lo hubiera acatado. Pero nunca tuve la oportunidad de discutir con argumentos, sino que fue una acción de hecho. No condené, y no condenó la acción, pero no la compartí y lo sostuve, pero siempre trabajé por la solución política para que los compañeros pudieran salir honrosamente de la tribuna, como salieron.

-- Hay elementos privatizadores en estas cinco iniciativas para la reforma energética que mandó Felipe Calderón, ahí pudiéramos decir que en ese alegato López Obrador tenía razón.

-- Compartimos la lucha en contra de la privatización de PEMEX, no compartimos el como llegar a resolver y derrotar a la derecha. Para mí es muy grave que si tú polarizas si haces funcionar al otro extremo, los extremos acaban por juntarse, es una experiencia, no es una frase. Porque entonces cuando se polariza, rompes al amplio espacio del consenso y del acuerdo de la racionalidad. Si hablas de la lucha contra el desafuero, encontré muchas voces que decían “yo estoy en contra de López Obrador, pero defiendo su derecho a que sea candidato” y por eso se manifestaron muchas voces. Entendían que era un acto antidemocrático y autoritario impedirle a un ciudadano participar con pretextos jurídicos.

Yo estoy cierto de que hay muchos más mexicanos dispuestos a que no se privatice PEMEX y entonces confiando en esa mayoría de mexicanos, estoy de acuerdo en que muchos de ellos van a decir, yo no votaría por el PRD pero estoy con ellos porque no estoy de acuerdo con que se privatice PEMEX.

Pero cuando esas acciones te aíslan de esos lectores, te quedas únicamente con los tuyos porque las acciones duras y polarizantes descartan entonces la participación de los otros que estaban de acuerdo contigo, no comparten las acciones de confrontación que tú realices.

Por eso planteó mi diferencia en ese tema, porque hay que construir un amplio, vasto y plural movimiento en contra de la privatización de PEMEX. Incluso hay empresarios que estarían en contra de esto, pero no ven reflejado en nuestra acción sus deseos de que eso no ocurra.

-- Hablas de cuatro temas “privatizadores” que tienen que eliminarse de las iniciativas.

-- Si: refinación, ductos y almacenamiento; contratos de desempeño que se pagan de acuerdo con el valor del yacimiento, la asignación directa de los contratos. La reforma que plantean que es contraria a la Constitución, a los artículos 27 y 28. Hay que reformar a PEMEX, pero sin privatizar. PEMEX tiene salida sin privatizar.

-- Del espectáculo que dio el congreso y lo mal ubicado que está en la opinión pública. ¿Qué nos dices?

-- Los congresos son así. No es privativo de México. Siempre en los congresos está el debate, lo duro, lo fiero, lo ríspido y también lo civilizado. Yo quisiera que se imponga lo civilizado, pero también sé ir al debate fiero. Tú que me conoces, se ir a pelear a la tribuna con argumentos y enfrentarme en un debate a fondo.

En este período nosotros vamos a ganar la batalla con el debate publico nacional que se va a hacer, y con argumentos. La verdad es una sola y se va a imponer. Vamos a derrotar a Calderón y la derecha en este caso, yo creo que el Congreso va a ganar su batalla,

-- El referéndum plebiscito, iniciativa popular, como plantea Andrés Manuel López Obrador, para la reforma energética.

-- Si tú planteas un referéndum condenando a los que puedan aprobarlo junto contigo, como es el PRI, pues no vas a tener referéndum. ¿Cómo vas a plantear una reforma constitucional descalificando a los que la pueden votar contigo. El referéndum es una asignatura pendiente de la reforma democrática del Estado. Ojala se diera, pero no se va a dar si lo haces en contra del PRI, del Prian como se dijo, Eso no tiene futuro. Mejor hazlo a favor de que se manifiesten las decisiones de la gente y no contra el prian, porque no es la manera correcta. Es poco político para lograr el éxito en una iniciativa de reforma constitucional.

-- Dice López Obrador, si vuelven a intentarlo, volvemos a las acciones de resistencia civil. ¿Se puede negociar con una daga en el cuello?

-- Yo creo que hay que ver que el debate va a dar mas espacio para demostrar que la vía racional se va a imponer. Yo confio mucho en ello.

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