¿Despojo a México?




La fantástica historia de la Isla Bermeja.


La historia es fantástica. Habla de la “desaparición” de la isla Bermeja, ubicada a 150 kilómetros al norte de Yucatán y Campeche. El tema no es menor. Implica la disputa con Estados Unidos de yacimientos de petróleo del orden de 22 mil 500 millones de barriles de crudo, según un punto de acuerdo elaborado por senadores del PAN.

El documento, que espera turno para subir a la tribuna de la Cámara Alta desde hace tres sesiones, exige al Ejecutivo Federal un informe completo, donde se explique “sospechosa inmersión” de la isla, que estuvo localizada en el Golfo de México latitud 22°33´ Norte y longitud 91° 22´ Oeste, y se la trago el mar.

No ha faltado la descabellada versión de que Estados Unidos hundió deliberadamente esta isla para apoderarse de los yacimientos petroleros en aguas profundas. “¿Cómo van a hundir una isla sin que nos diéramos cuenta? Yo estaría más inclinado a pensar que si existió y que algún movimiento telúrico en el fondo del mar hubiera cambiado las situaciones”, dice a Vértigo el senador panista Felipe González, uno de los firmantes del citado punto de acuerdo.

Al guión de esta historia la han agregado la misteriosa muerte del senador panista José Ángel Conchello, quien en 1997, durante las negociaciones bilaterales sobre estos lindes, denunció con insistencia la desaparición de la Isla Bermeja de nuestro territorio nacional. Criticó con inusual con dureza las negociaciones del gobierno mexicano con Estados Unidos para dividir el famoso Hoyo de Dona, donde supuestamente se ubica la riqueza petrolera.

Conchello murió la década pasada en un extraño accidente que nunca se aclaró, pero antes de su desaparición acusó al gobierno del presidente Ernesto Zedillo, y a otras autoridades, de haber pactado la entrega de de la zona a empresas norteamericanas. El legislador del PAN denunció una y otra vez , las “obscuras” negociaciones que culminaron con la firma del tratado Clinton-Zedillo, en el cual México y Estados Unidos pactaron establecieron sus fronteras marítimas en el Golfo de México.

“En los alrededores de la isla se localizaron más de 22 mil 500 millones de barriles de hidrocarburo y existe la sospecha de que funcionarios mexicanos contaban con información privilegiada sobre la riqueza que se encuentra en su fondo marino”, dice el texto suscrito por los senadores del PAN, Luis Alberto Coppola Joffroy, Humberto Andrade Quezada, Sebastián Calderón Centeno, Juan Bueno Torio y Jaime Rafael Díaz Ochoa.

Investigadores de la época consideraban que si la medición para fijar los límites marítimos hubiese partido de la Isla Bermeja, la mayor parte de la Dona Occidental sería ahora para México. Los lindes, sin embargo, se establecieron a partir del arrecife de Los Alacranes, como punto de referencia.

Esta delimitación formó dos polígonos irregulares entrampados en las aguas profundas del Golfo de México, los hoyos Occidentales, negociados entre México y Estados Unidos; y los hoyos Orientales que tienen que ser negociados entre México, Estados Unidos y Cuba.

“Pero si se consideran las mismas 200 millas desde las costas de Estados Unidos, se observa con mayor transparencia el despojó que le fue causado a México”, dice el texto de los senadores.

Felipe González asegura que hay una total cerrazón de las autoridades alrededor del caso. “Lo raro es que de repente pedimos información y nos dicen que no, que no existe la Isla Bermeja”, asegura. El legislador está consiente que a la Cámara Alta le toca saber el impacto en los acuerdos sobre mar territorial y explotación de petróleo en aguas profundas, que tendría el hecho de que ya no se reconozca que existe una isla mexicana llamada Bermeja.

“La isla existió, tenemos documentos. El punto de acuerdo va acompañado de un mapa donde se localiza, es un mapa de los años 50s o 60s. Ahí marcan la latitud donde se encontraba la isla”, puntualizó.

El senador priista, Francisco Labastida Ochoa, ex secretario de Gobernación, reconoce que no tiene ningún elemento para afirmar que existió. “A veces esos islotes desaparecen, ocurre con frecuencia, es algo que sucede cuando la marea está baja y se tapa cuando la marea está alta”

“Hasta donde recuerdo –prosiguió Labastida- es necesario que las islas estén permanentemente habitadas para fijar mar patrimonial. Tiene que tener un tamaño y una dimensión para poder marcar límites. Si esta isla existiera, el mar patrimonial se extendería y en consecuencia los recursos potenciales del subsuelo también se extenderían”.

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La Cartografía Histórica de las Islas Mexicanas, editada por la Secretaría de Gobernación en los tiempos en que el titular era el desaparecido Fernando Gutiérrez Barrios, dice de la Bermeja:

“Es una de las islas que más aparece en los mapas antiguos de los siglos XVI y XVII, aunque algunos especialistas destacados como García Cubas y Muñoz Lumbier ponen en duda su existencia. Sin embargo, en los islarios más actualizados se le ubica a los 22°33´ de latitud norte y 91°22´ de longitud oeste de Greenwich. Está aproximadamente a 27 millas del norte de Cayo Arenas”.

El documento de los senadores, que aún no ha sido votado, pide a la Secretaría de Marina que vuelva a inspeccionar la zona en que se ubicó la isla y que en la tarea utilice instrumentos de alta tecnología, con el objeto de conocer el estado y el grado de deterioro en que se encuentra geológicamente el lugar en que se localizaba la “ya que existen sospechas sobradas de que su inmersión fue provocada por la influencia del hombre”.

La isla, se dice, está actualmente a 40 o 50 metros bajo la superficie marina, por lo que ya no es considerada una isla, comentan los embajadores Miguel Ángel González y Alberto Szekeñey. Ambos diplomáticos, que presumiblemente saben de más sobre la desaparición de la Bermeja, deberían explicar el fenómeno, subrayan los senadores panistas.
El asunto ya fue recogido por el Gobierno Federal. A mediados de la semana, la canciller Patricia Espinosa, adelantó que pedirá apoyo a la Secretaría de Marina para que proporcione información técnica sobre la existencia o no del islote.

La Marina ya indagó en el pasado sobre esa isla mexicana. Un documento firmado por el contralmirante Néstor E. Yee Amador, director general de Oceanografía Naval, indica que en una inspección realizada el 5 de septiembre de 1997 por el buque H-04 Onjuku se reconoce que no se encontró en las coordenadas establecidas ningún rastro de la isla Bermeja.

Y sin embargo, la agencia central de inteligencia (CIA) de Estados Unidos consigna en su Atlas la existencia de la isla, y aporta fotografías para alimentar el sitio de Internet de algunas empresas turísticas de aquel país.

Ubicar la isla “nos permitiría arrojar la frontera de México más al norte y conquistar una mayor parte (del Golfo de México) para el interés mexicano frente a Estados Unidos, que quería arrojar su frontera más al sur con base en las islas Dernier”, según el investigador Fabio Barbosa Cano, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

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