Los impunes abusos de Luz y Fuerza.

Alejandra López nunca imaginó los 18 meses de pesadilla que viviría a partir de que su recibo de luz comenzó a subir, hasta alcanzar cantidades estratosféricas, impagables. Consultora de belleza en Medicare, pagaba entre 200 y 300 pesos bimestrales a Luz y Fuerza. Algo razonable para una mujer que vive sola con su hijo en una casa de Satélite
Su viacrucis comenzó cuando súbitamente, y sin motivo aparente, comenzó a subir la luz. Primero le llegó un recibo por 500 pesos. Se apersonó en las oficinas de la compañía de Luz a presentar la queja. Allí le aconsejaron “No pague, le vamos a checar el medidor”. Pidieron el recibo. Alicia lo dejó y se fue muy tranquila. Estaba convencida de que el problema había quedado resuelto. Error.
Pasó el tiempo. Nunca fue nadie a revisar el medidor. Se olvidó del asunto. Pero vino una primera gran sorpresa, y luego otra, y otra más. La cuenta subía cada bimestre, hasta llegar a cantidades estratosféricas. 3 mil pesos; luego 7 mil, 15 mil, 20 mil. No podía ser. Una y otra vez regreso a Luz y Fuerza. Protestó con todas sus fuerzas. Amenazó con quejarse en la Profeco. Inútil. “Les valió gorro”, dice.
Le sugirieron cambiar refrigerador, contratar a un eléctrico, revisar las instalaciones. Le salieron con la clásica. “A lo mejor tiene una fuga”. Siguió paso por paso los consejos del personal de Luz y Fuerza. Todo estaba bien. No había motivo, pero la cuenta no bajaba.
Fue entonces cuanto le hicieron una propuesta indecorosa. “El único que puede arreglar esto es el que toma la lectura de la luz”, le dijo Marco Antonio, empleado de la compañía. Acompañó su oferta con una advertencia: “Lo tenemos que arreglar este año, porque a mi me pasan a Polanco”.
Marco Antonio le pidió 6 mil pesos. Alicia le dio 4 mil. Otra vez se fue confiada. “Con dinero baila el perro”, pensó. Pero nada. Ni siquiera pasaron a revisar el medidor. Vuelta de nuevo a Luz y Fuerza
“Ya les di el dinero ¿Qué pasa?” preguntó desconcertada. Sin el menor rubor le volvieron a decir: “La manera más rápida es hacerte un nuevo contrato, y borrón y cuenta nueva”. En eso quedaron. Pero el víacrucis estaba lejos de haber terminado. Un día se le presentaron a ¡cortarle la luz…! No lo podía creer. Buscó el nuevo contrato, lo mostró. Pero nada. “Aquí hay un adeudo de 25 mil pesos, y eso no ha desaparecido…”, alegaron.
No lo pagó. Completó los seis mil pesos que inicialmente le pedían. Finalmente le cambiaron el medidor. La pesadilla había durado año y medio.
“Lo peor del caso es que es un monopolio y no lo podemos cambiar. El que tiene el mando allí es el que hace la lectura. Si ese no se mueve, estás perdido”, concluye resignada

Soportar el abuso y pagar

Al correo de Vértigo llegó también la queja otro damnificado de Luz y Fuerza. Juan Ramón Gómez asegura que tiene documentados casos de abusos grandes por parte de la Compañía. “Se trata de un pequeño estudio, en el que los recibos llegaron durante varios años por menos de cien pesos. De pronto se recibió, sin más, una factura por ¡doce mil y tantos pesos!“En la Compañía sólo hubo oídos sordos, malos tratos, esperas interminables, y por supuesto, ninguna solución. Sólo soportar el tremendo abuso, y pagar”, dice Gómez Abunda: “Con Telmex sucedía lo mismo cuando era pública. No había líneas disponibles. Si tenías teléfono, ante un atraso mínimo en el pago, te suspendían la línea y la reasignaban a algún "influyente" de inmediato, y si sufrías algún desperfecto, tenías que corretear a alguna camioneta de servicio técnico, y ofrecerle propina al operario, para que te fuera a hacer el arreglo por fuera; ya que la otra opción, era esperar semanas o meses, para que te lo vinieran a revisar...”¿Que hacer con LyFC? ¿Esperar a que se decidan a privatizarla? Se pregunta Juan Ramón. El mismo responde: “Es poco probable. Lo mejor sería que quienes hemos sufrido abusos nos unamos y hagámos presión para que algún partido político decidan hacer algo. Ésto ya no puede seguir así.”

El podio de la vergüenza

Los enfados y percepciones de de Alicia y Juan Ramón son compartidos por muchos mexicanos –entre ellos el que esto escribe, victima también
de cobros excesivos, de sugerencias costosas e inútiles, del valemadrismo que caracteriza ese monopolio.
The New York Times publicó en abril pasado un artículo bajo la firma de Jeremy Schwartz, en el que se afirma que los consumidores mexicanos pagan algunas de las tarifas más altas por energía y telecomunicaciones.
El artículo recordaba que Luz y Fuerza es la quinta empresa con más demandas en la Procuraduría del Consumidor. En el 2004 fueron 2,710; en el 2005, 2147; en el 2006, 2,380. En este “podio de la vergüenza” está en primerísimo lugar Telmex, con 15 mil 85 quejas en el 2004; 10,964 en el 2005; 8,144 en el 2006. Pero también de la CFE, con 6360 quejas en 2006; Aerocalifornia, con 4176; y Radiomóvil Dipsa, con 2056.
“Debido a sus precios, no hace falta que en una casa se use mucha electricidad adicional para que termine siendo sacada del rango de cargos bajos (subsidios) y termine incluida en el rango de 100 dólares o más”, escribió Luhhow en el prestigiado cotidiano de neoyorkino.
El tema central del reportaje del Times era el surgimiento de organizaciones de consumidores, encabezadas por indignados ciudadanos que no se resignan a la ineficiencia de la Profeco, un organismo de defensa del consumidor sin dientes ni recursos para castigar abusos.
“Además, a decir de algunos detractores, la dependencia está demasiado cerca de monopolios gubernamentales, como Luz y Fuerza, para defender de manera efectiva a los consumidores”, agregaba el reportaje.
En Internet, por ejemplo, hay una página, apestan.com donde los consumidores vuelcan todas sus frustraciones cuando se sienten timados. Encontramos muchas quejas sobre Telmex, los bancos, restaurantes, automotrices, agencias de viaje…hasta de una persona de apellido Ezquerra que perdió a su abuelo, a la que querían obligar a comprar un ataúd caro en Gayosso-los Cipreses.

“Decidimos entrar a ver (los ataúdes) y la siguiente sorpresa que nos encontramos es que el más sencillo y económico costaba 20 mil lanas. Al deliberar, pues decidimos que teníamos que acercarnos a familiares y amigos para completar para el ataúd.

“Pero eso no fue todo, resulta que los gastos proporcionados por el gobierno (era pensionado del ISSSTE) eran casi tres mil pesos, no nada más eso, cobran la apertura y cierre de la fosa, que son como otros tres mil pesos; además de que el cuerpo requería ser embalsamado, 4500 pesos; y arreglo de maquillaje y peinado, 1500 pesos.“Como si mi abuelo fuera a ser modelo dentro de sui ataúd, para que lo peinaran y maquillaran”, remato irónico.

La indefensión de los consumidores es abordada por el especialista José Vargas Niello, director de la oficina de Consumers International en América Latina manifestó, en una entrevista que ofrecio recientemente al diario la Jornada.

El experto afirma que las estrategias de defensa del consumidor tienen que transformarse en política de estado, para hacer que los organismos de protección, como la Profeco, sean algo más que entidades de denuncia y formen parte esencial de la solución de los problemas surgidos de las transacciones que se realizan en el mercado.

En Vértigo buscamos entrevistas con funcionarios de la Profeco que nos pudieran explicar las razones de su ineficacia frente a tantos abusos, pero todos estaban muy “ocupados”, con sus agendas tan “cargadísimas” que no podían ni levantar el teléfono, según Eric Mondragón, integrante de la dirección de Comunicación Social de esa Procuraduria

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Los Siete Derechos Básicos del Consumidor, según la ONU.

1.- Derecho a la Información: La publicidad, las etiquetas, los precios, los instructivos, las garantías y, en general, toda la información de los bienes y servicios que nos ofrezcan, debe ser oportuna, completa, clara, y veraz.

2.- Derecho a elegir: Al decidirnos por un producto o servicio, nadie puede presionarnos, condicionarnos la venta a cambio de comprar algo que no queremos, o exigir pagos anticipados sin que haya firmado un contrato.

3.- Derecho a no ser discriminado: Al comprar un producto o contratar un servicio, no pueden negarlo o tratarnos mal por nuestros sexo, raza, religión, condición económica, nacionalidad, orientación sexual, por tener alguna discapacidad o cualquier motivo similar.

4.- Derecho a la protección: Podemos ser defendidos por las autoridades y exigir la aplicación de las leyes; también organizarnos con otros consumidores para defender intereses comunes.

5.- Derecho a la educación: Podemos recibir educación en materia de consumo, conocer nuestros derechos y saber de que forma nos protege lw Ley, asi como organizarnos con familiares o vecinos para aprender a consumir mejor y de manera mas inteligente.

6.- Derecho a la seguridad y calidad: Los bienes y servicios que se ofrecen en los mercados deben cumplir con normas y disposiciones en materia de seguridad y calidad. Además, los instructivos deben incluir las advertencias necesarias y explicar el uso recomendado de los productos.

7.- Derecho a la compensación: Si los proveedores no cumplen lo que prometen, tenemos derecho a que nos comenten, ya sea devolviendo el dinero, reduciendo el precio del producto o reparándolo sin costo.

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